Cómo afrontar el estrés – 6 Técnicas para conseguirlo

Sabemos que el estrés es una respuesta adaptativa del organismo al identificar condiciones adversas o amenazantes que vayan en contra de la homeóstasis, que es la tendencia del organismo a mantenerse internamente estable y constante, o dicho de otro modo, el equilibrio dinámico del organismo.

Para conocer más información de la neuroanatomía del estrés, consulta este artículo: http://previous.revmexneurociencia.com/wp-content/uploads/2014/07/Nm0025-04.pdf

La respuesta al estrés es diferente en cada individuo, depende de factores como el grado de control que se tenga sobre el mismo y su predictibilidad, y se define como el conjunto de reacciones fisiológicas y conductuales encaminadas a restablecer el equilibrio homeostático.

Los estresores, por su parte, pueden ser internos y externos (físicos, químicos, socioculturales,…), y los estresores psicológicos sabemos que son especialmente nocivos para nosotros. Y hablando de estos últimos, normalmente van a ser diferentes o van a afectar de diferente manera según la edad, el estatus social, el apoyo social del que dispongamos, de nuestra personalidad, o de nuestra capacidad de afrontamiento, entre otras.

Existen situaciones que son “normales” en nuestra sociedad, pero que afectan enormemente al individuo, como un divorcio, perder el trabajo o la muerte de un familiar, por ejemplo. Y ni qué decir tiene de situaciones extremas, como vivir escenarios de violencia, violaciones, hambre, guerras,…

En esta sociedad en la que nosotros vivimos, tenemos que lidiar con el estrés diario: queremos todo para ayer, queremos soluciones ya y no nos gusta cometer errores. Nuestra sociedad vive rápido y queremos hacerlo todo corriendo. Visto así, ¿quién no va a estar estresado? Por eso es tan necesario conocer las técnicas adecuadas para afrontar el estrés.

¿Por qué estoy tan estresado?

Actualmente, los motivos de consulta más comunes relacionados con el estrés son los siguientes:

  • Las relaciones sociales: aquí entrarían las relaciones familiares, de pareja, de amistad,… Porque las tienes, porque no las tienes, porque no son como te gustaría o como necesitas o crees necesitar, porque no te comunican o no te comunicas bien,… Aquí incluimos también el estrés de las redes sociales, que como la gran mayoría sabéis, no es poco. Dedicaremos un artículo a hablar de ellos más detenidamente.
  • Los estudios o el trabajo per se: en sí mismos, constituyen un gran foco de displacer. Puede ser porque no disfrutes de ellos, porque les dediques mucho tiempo, o incluso porque aparezcan problemas dentro del contexto social del mismo (mobbing o bullying).
  • La economía: que levante la mano el que no está preocupado por sus finanzas y por cómo va a evolucionar su economía en general… Algo común, es definitiva, a todos los individuos.
  • Creo que la frase que más he oído repetir en este tiempo de confinamiento es: “la salud es lo más importante”, y ciertamente, sin ella no puede existir el resto. Ahora más que nunca, hemos sido conscientes de su importancia, y no deberíamos olvidar el cuidar de ella en sus dos aspectos fundamentales: físico y mental.
  • La crianza. Tener niños, no tenerlos y quererlos, no tenerlos y no quererlos, tenerlos y no quererlos, tenerlos y quererlos. Que estén sanos, que tengan una educación (buena, a ser posible), que no les hagan daño, que sufran lo menos posible,… En definitiva, un posible foco de estrés.

¿No os parecen suficientes razones? Piensa en algunas de ellas, ¿de verdad no te preocupa ninguna de las anteriores? Quizás hay otras que no he incluido en la lista principal, como son la autoimagen, el ocio, las relaciones sexuales,… Pero siempre hay cosas que nos tienen preocupados.

La preocupación es molesta, pero el estrés es diferente. Cuando hay estrés, se ha activado una fuente de energía para cubrir una demanda: “hay que salir corriendo al hospital”, “hay que entregar un trabajo para ayer”, “el niño se ha puesto malo”, “me he quedado en paro», … Y aquí el estrés es bueno, porque la teoría dice que así tu organismo va a ponerse en funcionamiento para lidiar con él, pero ¿qué pasa cuando se mantiene en el tiempo?, ¿cómo afrontar el estrés?

Lo que sucede es que el estrés empieza a deteriorarnos, y entramos en la fase de desgaste del Síndrome de Adaptación al Estrés (Selye, 1950), provocándonos múltiples patologías: problemas musculares, digestivos, psicológicos, dermatológicos,…

Más info sobre el Síndrome de Adaptación: t.ly/xcN5

Técnicas para afrontar el estrés

  • Rutina. Incluir trabajo, estudio o formación de algún tipo. Debe ser algo que te mantenga ocupado al menos la mitad del día y que te permita poner en funcionamiento de forma activa capacidades cognoscitivas como la atención y la memoria, además de que el proceso de aprendizaje en sí mismo te vuelve más disciplinado y productivo.
  • Ejercicio físico. No me canso de decirlo. Estamos llenos de músculos, todo nuestro cuerpo está hecho para que nos movamos, y cuando no lo hacemos aparecen problemas de todo tipo, incluido el estrés. Puede que pienses que no tienes tiempo para hacer ejercicio, y aunque eso es con gran probabilidad una excusa, puedes intentar cambiar hábitos para mejorar tu calidad de vida. Aquí no te descubro nada nuevo: intenta moverte más, ir andando siempre que puedas, coge transporte público, sube escaleras, … No sé, lo que se te ocurra. En este confinamiento yo ando en el mismo sitio mientras veo alguna serie, o hago una rutina de dos minutos al levantarme. ¿Qué se te ocurre a ti?
  • Relajación. Intenta dejar un huequecito al día, vale con apenas unos minutos para recuperar el control sobre tu respiración y sobre tu propio cuerpo. Cógelo como costumbre y verás que te hace sentir genial. Si quieres, puedes probar nuestra relajación guiada, o bien la relajación muscular, que son más largas (unos 20 minutos) pero que te recomiendo practicar a menudo.
  • Reflexión diaria. Pregúntate qué es lo que te está haciendo sentirte así. Al final del día haz una reflexión mental (o escrita, muy útil), para poner en orden tus pensamientos. Si es el trabajo, la familia, o cualquiera de los otros factores que hemos visto más arriba. Analízalo y busca una solución individualizada. Plantéate el trabajo, piensa en tu relación, analiza las discusiones con tu pareja… Busca el foco de tu estrés y en la medida que esté en tu mano, ponle solución.
  • Una buena gestión del tiempo hace que puedas abarcar más cosas y cumplir tus objetivos de forma más efectiva. Quizás sea este uno de los problemas que se te presentan, y con disciplina y constancia es bien fácil trabajo. Echa un vistazo a la página de recursos y descárgate tanto el planificador general de objetivos como el diario para organizar mejor tu tiempo.
  • Busca ayuda psicológica si lo ves necesario, ya sea porque no sabes de dónde procede tu estrés o porque no sabes cómo afrontarlo. No lo dejes pasar si ves que no puedes controlarlo, porque ya sabes que cuanto más se mantiene en el tiempo, peor evolución tiene.

Si estás pensando que todo esto ya lo sabías, pregúntate: ¿lo estoy poniendo al 100% en práctica? Date caña y ¡ánimo! Déjame comentarios de si te han servido estas recomendaciones, y de si hay alguna más que consideres importante, que seguro ayudan a la comunidad.

Espero que te haya gustado el artículo, y si es así suscríbete al blog ? o al canal de youtube para enterarte de todas las novedades.

¿Tenéis alguna sugerencia?

Un abrazo y feliz semana.

Raquel Navarro López

Psicóloga, Sexóloga, Terapeuta de pareja

CEO del Centro de Psicología RNL

7 Claves para mejorar la comunicación en pareja

Mejorar la comunicación en pareja no es tarea fácil, ya que requiere de tiempo y dedicación, pero es posible siempre y cuando haya predisposición por parte de ambos miembros de mejorarla.

Con gran probabilidad, en más de una ocasión habréis tenido rachas con vuestra pareja que os han resultado difíciles de manejar. Estos problemas pueden haber sido diversos: comunicación, sexualidad, afectividad, crianza, economía… Hoy vamos a centrarnos exclusivamente en la comunicación y en qué podéis hacer para mejorarla.

La comunicación puede fallar porque el emisor no lanza correctamente el mensaje, el receptor lo entiende mal, o el mensaje está formulado erróneamente. Puede haber fallo en uno, en varios o en todos ellos.

¿Qué podemos hacer para mejorar la comunicación en pareja?

  1. Dedicad un rato para poder comunicaros. Puede parecer una tontería, pero a muchas parejas les resulta difícil encontrar un hueco para sentarse y hablar un rato, ya sea porque están cansados, los niños no les permiten ese hueco de intimidad, porque tienen los horarios cambiados… Sea por lo que sea, siempre cabe la posibilidad de encontrar este hueco por complicado que parezca. ¿Cómo puedes hacerlo? Haz un horario con tus responsabilidades del día y que tu pareja haga lo mismo. Una vez los tengamos en papel, nos será mucho más fácil analizar cuál es el mejor hueco para dedicarlo a nosotros. Puede parecer un poco mecánico y que nos tire para atrás, pero cuando pasáis una temporada sin tener ese ratito para vosotros, este es sin duda el mejor método.
  1. Deja el Whatsapp y el teléfono de lado. Estamos en la era de la tecnología, y por eso tendemos a sustituir una comunicación por otra, en teoría más “rápida” y “sencilla”. Sin embargo, la realidad es que las parejas que tienden a comunicarse por Whatsapp (Line o similar) suelen utilizar este medio para todo. Ya no es sólo que escribamos la lista de la compra, digamos una cosa puntual sobre los niños, o nos demos los buenos días. Esto está bien. Lo que no está bien es utilizar estos medios como único recurso. No debemos olvidar que la comunicación real debe ser cara a cara, en su defecto por teléfono y para ciertas ocasiones otros medios.
  1. Hablad por turnos. Cuando la comunicación está alterada, lo mejor que podemos hacer es hablar por turnos. Un ratito hablo yo (expreso una opinión, te cuento cómo me ha ido el día, comento algo de lo que tengamos que hablar,…), y otro ratito hablas tú. No son monólogos, por lo que necesitamos saber que el otro nos ha escuchado, comprendido, y nos da feedback (o devolución) sobre ello. Para ello, es muy importante el siguiente punto.
  1. Pregunta. Nos olvidamos de que la pregunta es siempre el mejor recurso para escuchar activamente y poder encontrar en el otro la respuesta que buscamos. ¿Pero qué preguntas podemos hacer y en qué momentos?
  • “¿A qué te refieres?” – Cuando no terminamos de entender el punto de vista del otro. Desde mi punto de vista, ésta es la pregunta mágica. Le das la oportunidad al otro de expresarse de otra forma, de reivindicar su opinión o de retractarse de ella, para poder saber exactamente en qué conversación nos estamos moviendo. También nos ayuda a volcar nuestra atención sobre ella y poder estar presentes al 100%.
  • “No te he entendido. ¿Puedes repetir?” – Cuando no te has enterado de algo. Muchas veces no preguntamos porque no queremos que el otro se dé cuenta de que no le hemos entendido, ¡pero es que es así! Si no lo haces en el momento adecuado, te descuelgas de la conversación y es difícil volver a ella.
  • “¿Tú qué opinas?” – Cuando estamos en el momento en que hemos expuesto lo que queríamos decir, y buscamos que el otro se implique en la conversación.
  1. Sé claro y conciso. Muchas veces nos perdemos en lo que queremos decir; nos “liamos” intentando explicar algo que nuestro interlocutor desconoce. Expón el objetivo y el motivo de tu discurso: Esto lo digo por… Quería hablar de esto porque… Sobre esto, opino que… Quiero comentarte que… Desde el momento en que el otro sepa de qué estamos hablando, ya podemos explayarnos más o menos, pero no “irnos por las ramas” desde el principio. Un mensaje bien formado ayuda a que haya una mejor comunicación.
  1. No pienses en lo que quieres decir. En ocasiones, parece que estamos deseando que acabe el otro para poder decir lo que nosotros queremos decir. ¿Has pensado que al otro le pasa exactamente lo mismo? Esto no es escuchar, y alguien en algún momento debe romper este círculo vicioso. Para ello debes valerte de la pregunta, que te supondrá una ayuda para entender al otro, y que además te dará pie para ir formando una opinión sin estar volcado sólo en esta actividad.
  1. Piensa en lo que quieres decir. Una vez que has entendido, céntrate en lo que opinas de ello. No durante, sino después. Si está pensando en lo que sea que estés pensando, no tendrás capacidad de prestar atención al otro. Ahora ha llegado tu momento de expresarte. Si a la otra persona le cuesta guardar su turno y no respeta el tuyo, puedes decir algo como: “He entendido lo que quieres decir. Te refieres a ESTO. ¿Puedo hablar yo ahora?”; si te interrumpe: “Disculpa, pero no he terminado”.

Espero que estos consejos te hayan sido de ayuda para mejorar la comunicación con tu pareja. No hay nada como ponerlos en práctica y ver lo beneficiosos que pueden llegar a ser. Si es así, podéis suscribiros más abajo (o en la barra lateral) y estar al tanto de todas las novedades, o bien seguirnos por nuestras redes sociales.

Si te interesa, también puedes consultar el artículo con algunos consejos para las parejas durante el confinamiento.

Raquel Navarro López

Psicóloga, Sexóloga, Terapeuta de pareja

CEO del Centro de Psicología RNL

Consulta otras entradas que te pueden interesar:

Relajación Muscular Progresiva de Jacobson (versión reducida)

La relajación muscular progresiva de Jacobson es estupenda para aquellos que notan sobrecarga en algún grupo muscular concreto o tensión en general, ya que se basa en la tensión y relajación de los músculos.

El vídeo que os he preparado es una versión reducida de la versión original (Jacobson, 1929), y en ella vamos a trabajar con cuatro grandes grupos musculares: extremidades superiores, cara, tronco y extremidades inferiores.

Qué es la relajación

La relajación es la respuesta contraria al estrés o a la tensión, y se produce debido a la activación de la rama parasimpática del Sistema Nervioso Autónomo (SNA).

Por su parte, la respuesta de estrés se produce debido a la activación de la rama simpática del SNA (Sistema Nervioso Autónomo). Esta parte del organismo es la que se encarga de la actividad involuntaria, como es la salivación, la sudoración, digestión, frecuencia cardíaca y respiratoria, …

Recomendaciones previas antes de realizar la relajación muscular progresiva de Jacobson

Este tipo de relajación produce grandes beneficios, pero es conveniente resaltar algunas recomendaciones:

  • No realizar más de una vez al día.
  • Consultar previamente con el médico si existe alguna patología que nos pueda impedir o dificultar esta actividad.
  • Realizar la relajación una hora y media o dos horas antes de irte a dormir.
  • Si notas cualquier tipo de dolor, deja de ejercitar, al menos, ese grupo muscular. En este ejercicio tienes que notar tensión, no dolor.

Fases de la relajación muscular progresiva de Jacobson

  1. Practica una vez al día durante dos semanas, todos los grupos musculares.
  2. La tercera y la cuarta semana tienes que tratar de evocar la respuesta de relajación directamente.
  3. A partir de aquí, durante otras dos semanas, y si notas que tienes lo anterior controlado, puedes empezar a practicar en diversas situaciones, bien andando o realizando algún tipo de actividad
  4. ¿Todo controlado? Entonces ya puedes aplicar esta práctica a situaciones de ansiedad (consulta el artículo de «Trastorno de Ansiedad Generalizada»). Obviamente no es obligatorio, solo una técnica más para poder controlar tus reacciones en esos momentos.

Vídeo

Sin más, os dejo el enlace al vídeo:

Relajación Muscular Progresiva

Si quieres hacer directamente la relajación, ve directamente al minuto 3:24, que comienza ejercitando las manos y los brazos.

Además, os he dejado un PDF con los grupos musculares en la pestaña de recursos gratuitos.

Espero que disfrutéis del vídeo y que os ayude a relajar esos músculos que, sobre todo en estos tiempos,están tan tensos.

Si os gusta, podéis suscribiros, dejar un like, compartir, y lo que se os ocurra:)

Raquel Navarro López

Directora del Centro de Psicología RNL

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Crecimiento Personal

               Estamos viviendo una situación muy delicada en la que todos nos vemos afectados día a día en mayor o menor medida. Los que, por suerte, estamos confinados y sin síntomas podemos aprovechar este parón en nuestras vidas para algo que normalmente no nos paramos a hacer: observar si estamos en el lugar donde queremos estar, si estamos satisfechos con nuestra vida, identificando qué podemos hacer para mejorar lo que no nos satisface.

Este artículo tiene como objetivo aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de crecimiento o desarrollo personal y qué técnicas podemos utilizar para facilitarlo.

¿Qué es?

               El crecimiento personal es un concepto muy amplio, pues se relaciona con numerosas dimensiones de nuestra vida. Podríamos definirlo como un proceso de superación que nos ayuda a identificar nuestros verdaderos intereses y objetivos para adquirir y potenciar los recursos necesarios para alcanzarlos, dando así sentido y bienestar a nuestras vidas.

Características de las personas con una mayor necesidad de crecimiento personal

               Nadie puede cambiarnos si nosotros no queremos cambiar. Hay personas que se sienten plenas y satisfechas en su zona de confort, que no necesitan o quieren ir más allá, y eso es algo totalmente respetable. En general, las personas que buscan ese desarrollo personal continuo tienen una serie de características comunes:

  • Actitud positiva y proactiva.
  • Personalidad estable y fuerte. Seguridad en sí mismos.
  • Sensación de control. Si creemos que podemos hacer algo para cambiar las cosas nos plantearemos qué podemos hacer para estar mejor o tener un mayor bienestar.

Beneficios de trabajar tu crecimiento personal

  • Continuo aprendizaje. Aprendemos de las situaciones que nos vamos encontrando, conociendo nuestros recursos y saliendo fortalecidos de ellas de cara a futuros retos.
  • Mayor nivel de autoconsciencia.
  • Control sobre la propia vida.
  • Mejor autoestima.
  • Mejora de las relaciones interpersonales.
  • Mayor calidad de vida, sintiéndonos más sanos física y mentalmente.
  • Más tolerancia a la frustración.
  • Mejor gestión de las emociones.
  • Disminución de estrés y ansiedad.
  • Mejor apreciación de las mejoras personales.

Barreras que impiden nuestro desarrollo personal

  • El principal obstáculo somos nosotros mismos. En ocasiones el miedo y la frustración nos impiden iniciar las acciones necesarias para nuestro crecimiento o persistir en ellas, frenando o incluso estancando nuestra evolución personal.
  • Entorno. Un entorno tolerante, motivador y de confianza promueve actitudes de superación. En cambio, cuando solo existen reproches o críticas, nos limita y desmotiva. Esto último suele suceder porque cuando alguien está evolucionando y sufriendo cambios en los demás se crea cierta incertidumbre, quieren que dicha persona siga siendo la misma de siempre, con una actitud predecible que les haga sentir cómodos.
  • Piloto automático. En esta vida acelerada en ocasiones perdemos el camino apropiado y acabamos lejos de nuestra propia esencia; viviendo en piloto automático y perdiendo de vista nuestros sueños, motivaciones y necesidades.
  • Zona de confort. A veces el miedo y las propias vivencias no nos facilitan salir de nuestra zona de confort. Este es nuestro espacio seguro, de bienestar, en el que nos sentimos cómodos y no tenemos que afrontar situaciones inesperadas. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo puede aparecer frustración por todo aquello que no nos hemos atrevido a hacer, o por no haber intentado conseguir cosas que no poseemos en el presente. Si quieres saber más, echa un vistazo a nuestro artículo “saliendo de la zona de confort”.

Ejercicios para posibilitar un cambio hacia el bienestar y la autosatisfacción

«Cualquier largo viaje empieza con un pequeño paso». -Lao Tse-

               El crecimiento personal no se produce de un día para otro, es un proceso largo que requiere un esfuerzo consciente por mejorar cada día. En realidad, podría durar toda la vida. Deberemos trabajar características básicas como: compromiso, apertura a nuevas experiencias y perseverancia.

Por otro lado, como hemos comentado anteriormente, el crecimiento o desarrollo personal hace referencia a un término muy amplio, y como tal hay muchas posibilidades de trabajarlo. Del mismo modo, cada uno de nosotros entiende el desarrollo personal de manera única. Sería agotador y frustrante tratar de crecer plenamente en todas las áreas de nuestra vida, debemos elegir aquellas que más encajan con nuestra forma de ser y ver la vida.

Los ejercicios o técnicas utilizadas para trabajar el crecimiento personal pretenden que la persona adopte nuevas ideas o formas de pensamiento que le permitan generar nuevos comportamientos y actitudes, dando como resultado una mejor calidad de vida y el logro de sus objetivos.

«Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».Atribuida a Albert Einstein.

Pinchando en este enlace encontraréis un archivo con recursos para el desarrollo personal.

Sonia Otálora Ballester

Psicóloga en Centro de Psicología RNL

Altas capacidades en adolescentes

¿Qué son las altas capacidades?

Altas capacidades son aquellas capacidades intelectuales que se diferencian en su forma de las capacidades intelectuales del resto de personas.

Una alta capacidad no es solo una capacidad intelectual diferente en cantidad o nivel (cuantitativo), es decir, un niño que saca notas altas no tiene altas capacidades solo por ello, sino que debe haber una diferencia en la forma, en la cualidad de sus habilidades. Estas personas procesan la información, aprenden y reflexionan de forma diferente. No es que piensen más.

Un “talento” sí tiene la diferencia en lo cuantitativo, es decir, en el nivel. Por ejemplo, un niño con talento simple de matemáticas es aquel que aprende igual que los demás niños, pero que obtiene resultados mucho más altos en matemáticas. Un niño con talento compuesto es aquel que destaca en dos o más áreas. 

Una alta capacidad es un “potencial”, es decir, si no se trabaja y se desarrolla termina por perderse, por eso es importante tener en cuenta que no solo hay una parte de habilidad mental en las altas capacidades, sino también debe haber un interés y una motivación de la persona por desarrollar esa habilidad. Suele ocurrir que, si les interesa un tema en concreto, leen mucho sobre ello, preguntan y buscan información.

A veces a estos niños se les atribuyen problemas de atención, porque pueden estar distraídos en clase y se muestran inquietos, esto ocurre porque sus intereses van más allá de lo que se les está enseñando en clase. Esto explica la paradoja del niño con altas capacidades que suspende, aunque lo habitual es que tengan un alto rendimiento académico, pueden suspender debido a su falta de motivación.

¿Cómo diferenciar un problema de atención e hiperactividad de una alta capacidad?

Mediante la evaluación de un profesional se puede distinguir perfectamente, ya que la forma de pensar de alguien con altas capacidades no es igual a la de otras personas. Además, hay que dar sentido a la falta de atención y el motivo de esa distracción. En un caso será por una incapacidad de mantener la atención y en el otro, por una falta de interés.

¿Los padres qué pueden observar y cómo es preferible que respondan?

Conviene que los padres atiendan al desarrollo de sus hijos y aunque no sepan exactamente cuándo corresponde una etapa u otra, sí pueden comparar con el resto de niños en general.

Estos niños suelen aprender a hablar muy rápido o el tipo de palabras que empiezan a utilizar es propio de niños mayores a su edad. Por ejemplo, un niño de cuatro años puede tener un vocabulario propio de un niño de diez años.

Si los padres están pendientes de los intereses que tienen sus hijos, sería bueno facilitar que los desarrollen. Esto quiere decir que si les gusta leer, tratar de potenciar la lectura. Si les gusta la geología, apoyar ese interés. Si les interesa alguna actividad concreta como la música, apuntarles a academias donde puedan desarrollarse.

Algunos padres y madres pueden reaccionar ante un diagnóstico de altas capacidades con sorpresa, otros con alegría. También hay quien dice sentir agobio, por no saber qué hacer, por la responsabilidad de estar a la altura de las necesidades de sus hijos o por miedo a lo desconocido, entre otras cosas. Lo mejor es siempre pedir ayuda profesional, para gestionar la situación de una manera óptima.

¿Cómo es una adaptación curricular para altas capacidades?

Se deben adaptar el temario y la forma de dar la clase a la forma de aprender del niño. Lo ideal es hacer trabajos colaborativos y que investiguen los temas ellos mismos, pues no responden muy bien a temarios repetitivos ni a memorizar sin más, sin cuestionarse, sin practicar y sin comprobar.

Dar un temario de un nivel superior o adelantar un curso no es suficiente para niños de altas capacidades, aunque sí es suficiente para talentos.

¿Hay que trabajar las emociones en niños con altas capacidades?

En general la inmensa mayoría de los niños suelen reaccionar de forma positiva ante la noticia de tener altas capacidades, pero es muy importante la forma de contárselo. Seguramente él o ella ya sabía que era diferente, pero dependiendo de cómo se le plantea la situación, pueden sentirse “raros”. Si perciben que se ponen sobre sus espaldas unas expectativas demasiado altas pueden estar sobrepasados.

En consulta no se suelen trabajan las altas capacidades en sí, pero sí algunos problemas que se derivan. Por ejemplo, si un niño tiene afectada su relación con otros niños, precisamente porque es percibido como diferente, ya que no usa las mismas palabras o le interesan otros temas, entonces, hay que abordar sus habilidades sociales, su forma de comunicarse y la tolerancia a la frustración, para que recupere la sintonía con sus compañeros.

¿Qué ocurre con adolescentes de altas capacidades?

La adolescencia es una etapa de maduración muy importante, en la que una de las claves para el bienestar emocional es el afianzamiento del chico o chica dentro de un grupo. También son importantes la autoestima y sentirse responsable de los propios éxitos.

Sabiendo todo esto, es fácil entender que las altas capacidades en sí, no van a hacer que el adolescente esté mejor o peor. Lo esencial será que sus altas capacidades las haya incluido en su adaptación personal, logrando una buena autoestima y una adecuada inclusión en un grupo.

Ana Belén Ortín Aguilar

Psicóloga. Especialista en problemática adolescente.

¿Tienes dudas? Puedes escribirnos a través de WhatsApp o bien a través de nuestra página de contacto.

Saliendo de mi zona de confort

¿A qué llamamos zona de confort?

            Llamamos zona de confort a esa zona que solo abarca lo conocido, ese ambiente donde estamos a gusto. Nos sentimos tranquilos y seguros porque todo está bajo nuestro control, evitando enfrentarnos al miedo y la ansiedad. En este espacio conseguimos un rendimiento constante sin asumir riesgos, es nuestro “piloto automático”. Algunos ejemplos de esta zona serían: tu hogar, ese trabajo rutinario que llevas haciendo 10 años, esa relación que mantienes porque te aporta estabilidad aunque no te satisface, etc.

            En ocasiones necesitamos estar en nuestra zona de confort, pues nos sirve para controlar situaciones de estrés o desorientación. Este estado de calma nos permite poner en orden nuestras ideas y plantearnos nuevos objetivos.

Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos una vida basada únicamente en nuestra zona de confort?

¿Qué pasa si siempre vivimos inmersos en nuestra zona de confort?

Aunque la ausencia de emociones negativas favorece el bienestar, este no es producto de la satisfacción o el orgullo personal. La pasividad y la rutina provocan apatía y vacío existencial, lo que impide el crecimiento personal:

  • Nada te motiva lo suficiente.
  • Prefieres dejar pasar las buenas oportunidades por miedo a perder.
  • Desde hace meses o años sigues la misma rutina.
  • Te sientes aislado socialmente.
  • Experimentas un gran vacío, como si necesitaras algo más, aunque no sabes exactamente qué es.
  • Tu vocabulario se ha llenado de frases como “me gustaría”, “quizás” o “a ver si”.
  • Procrastinas continuamente.
  • Dices “no” continuamente a todos los planes e ideas nuevas que te proponen.
  • Cada vez te resulta más difícil lidiar con los cambios.

Cómo salir de tu zona de confort

Aunque puede parecer contradictorio, a veces preferimos quedarnos en lo conocido que explorar lo incierto, aunque ello nos cause sufrimiento (dice el refrán que “más vale malo conocido que bueno por conocer”).

Esto es así porque al salir de ese espacio seguro encontramos que no somos tan buenos en otras áreas, por ejemplo al cambiar de trabajo, lo que nos causa ansiedad y estrés. Del mismo modo, la incertidumbre y falta de control nos asustan, no pudiendo prever qué sucederá. Así, por miedo a fracasar o defraudar a los demás o a nosotros mismos, optamos por quedarnos donde tenemos cierta aceptación y éxito garantizados.

Por la propia definición de “zona de confort” podemos intuir que no será fácil salir de ella, pero con estos pasos y un poco de esfuerzo, lo conseguirás:

  • Afronta el miedo. Al ir consiguiendo pequeños objetivos vamos creyendo en nuestra eficacia para alcanzar metas. Cuando hay ansiedad la mente pone excusas para volver a su estado de comodidad, por lo que una buena técnica es mentalizarse para actuar en sentido contrario a lo que nos pida el cuerpo.
  • Acepta la incertidumbre y atrévete a equivocarte. La vida cambia y el cambio es incertidumbre; podemos aprender a adaptarnos a situaciones nuevas aceptándolas como un reto.
  • Desafíate. Alcanzar nuevas metas supone el riesgo de hacer cosas que no se nos dan tan bien o que nos provocan miedo o inseguridad, pero un poco de ansiedad es positiva para mejorar nuestro rendimiento y aumentar nuestra flexibilidad mental. Cambia los nervios o la inseguridad por “emoción”.
  • Involúcrate en tareas que te fuercen a pensar de manera diferente,  para experimentar contextos desafiantes a los que adaptarte. Muévete por entornos distintos y viaja todo lo que puedas.
  • Trabaja la procrastinación. Puedes consultar este artículo para tener más información sobre ella.
  • Conoce gente nueva. Oblígate a hacerlo, aunque no te apetezca. No hace falta que la interacción sea perfecta, deja simplemente que fluya el diálogo.
  • Haz que tus amigos y familia cooperen. Su apoyo te servirá como refuerzo para salir de tu zona de confort.

¿Qué beneficios obtendrás al salir de tu zona de confort?

  • Ampliarás tu zona de confort.
  • Incrementarás tu desarrollo personal, sintiéndote orgulloso de lo aprendido.
  • Estimularás tu creatividad.
  • Te sentirás vivo, conociendo a gente nueva y viviendo nuevas experiencias.
  • Ganarás autoconfianza. Asumir nuevos retos y buscar activamente la novedad nos permitirá sentirnos más cómodos ante lo incierto y desconocido, de manera que podremos resolver mejor los problemas cuando estos se presenten.
  • Tener nuevos retos puede hacerte envejecer mejor, conservando una buena agudeza mental.
  • Aumentarás tu productividad. Como hemos dicho, sin un poco de ansiedad tendemos a hacer lo mínimo necesario para conseguir resultados mediocres, bajando nuestro rendimiento.

Os dejo el link de un vídeo explicativo que me encanta, creado por “inknowation”. Os aseguro que no os dejará indiferente: Vídeo

También podemos encontrar iniciativas en forma de juegos que fomentan experimentar pequeños desafíos diarios, como las tarjetas de Ciao Comfort Zone. Podéis echarle un vistazo en este link.

Si probando todas estas técnicas no consigues la motivación necesaria no te desanimes, salir de tu zona segura en solitario puede ser complicado si llevas mucho tiempo en ella. Pide ayuda a un amigo, familiar o profesional. En nuestro centro podemos ayudarte a afrontar tus miedos y guiarte en el camino. ¡Ánimo!

 “No tendremos mejores condiciones en el futuro si nos damos por satisfechos con todo aquello que tenemos en la actualidad”.  Thomas Alva Edison

Sonia Otálora Ballester

Psicóloga en Raquel Navarro López – Centro de Psicología

¿Tienes dudas? ¡Escríbenos a raquelnavarro@psicologos,com y te las resolvemos!