¿Cómo prepararte psicológicamente para el parto?

¿Cómo prepararte psicológicamente para el parto?

¿Cómo prepararte psicológicamente para el parto?

El papel de las emociones.

 

“Somos la única especie mamífera que duda de su capacidad de dar a luz”

Ina May Gaskin

 

El parto es un proceso natural y único en cada mujer y en cada embarazo. Sin embargo, cuando este está llegando a su fin, pueden comenzar a aflorar emociones básicas como el miedo o la sorpresa que nos hacen sentir: preocupadas, agobiadas, inseguras, ansiosas, asustadas o confundidas.

Las emociones tienen la función de facilitar la conducta apropiada en cada situación. En el caso del miedo, la función adaptativa de nuestro organismo es la protección; y en el caso de la sorpresa, la función adaptativa es la exploración. Y puede ser que esas emociones, hayan empezado ya a cumplir su cometido y te hayan impulsado a buscar información y a estar leyendo, en este momento, este artículo.

Por lo tanto, podemos decir que las emociones son nuestras aliadas porque nos ayudan a sobrevivir y a adaptarnos a las nuevas situaciones. Sin embargo, la cognición (los pensamientos que surgen como consecuencia de esas emociones), puede hacer que experimentemos sentimientos negativos y poco adaptativos.

Estos pensamientos aparecen automáticamente y son el resultado de las ideas y asociaciones que hacemos a partir de nuestras experiencias y conocimientos sobre el tema (estos conocimientos están formados también por las experiencias de otros). Y, a falta de conocimientos, o a pesar de ellos, entrará en juego, irremediablemente, la imaginación, y entonces ya estarán sobre el escenario todos los actores necesarios para que, si no somos conscientes de ello, la función finalice sin muchas rosas sobre las tablas.

7 Pasos para prepararnos psicológicamente

 

La buena noticia es que puedes prepararte psicológicamente para el parto.

  • En primer lugar, felicitarte por estar buscando respuestas a tus inquietudes.

  • En segundo lugar es importante repetirnos a nosotras mismas, que las experiencias que han tenido otras mujeres en sus partos, son solo sus experiencias y que en ningún caso tienen por qué ser las nuestras.

  • En tercer lugar es necesario ser conscientes de que, al igual que las emociones son reales y necesarias, los pensamientos acerca de esas emociones no tienen por qué ser reales y si no están siendo de ayuda, pueden ser modificados.

Sería bueno que comenzaras a practicar las siguientes autoafirmaciones:

“Confío en mi misma”, “confío en que mi cuerpo me avisará de la necesidad de pedir ayuda”,  “soy plenamente capaz, como toda mamífera, de dar a luz”, “el nacimiento de mi hijo es algo natural y saludable”, “las contracciones son mis aliadas, con cada contracción mi bebé está más cerca de nacer”, “las contracciones no son más fuertes que yo porque son parte de mi”…

  • En cuarto lugar, ser conscientes de la unidad del cuerpo y la mente. Si nuestra mente está creando pensamientos negativos, se generarán sentimientos desacordes con el inicio adecuado del parto. El cerebro es muy primitivo (no sabe distinguir el peligro real del imaginado), y si con nuestros pensamientos le alertamos de un posible peligro, él lo creerá y no propiciará el ambiente adecuado para la producción de las hormonas desencadenantes y coadyuvantes del proceso natural del parto. Por ello, aunque parezca obvio, debes tener muy presente que un estado de calma y tranquilidad, contribuirá a que se desencadene el trabajo de parto de manera natural y productiva.

Para ello, puedes comenzar a realizar, diariamente, ejercicios de meditación guiada como este  y así ir, poco a poco, familiarizándote con la sensación de relajación y bienestar, para que, cuando llegue el momento, puedas acudir a esa sensación.

  • En quinto lugar, la respiración interpreta un gran papel durante todo el proceso. Aprender a respirar adecuadamente contribuirá a estar en sintonía con nuestro cuerpo en el momento clave. Aguantar la respiración, o mantener el abdomen en tensión, limitará la cantidad de oxígeno que llega a los músculos y al bebé, dificultando la dilatación. Por ello, respirar profundamente (sintiendo como el aire, primero, expande el pecho y después, llena el abdomen) ayudará a las contracciones a ser más productivas. Al llegar a la fase de expulsión, inspira por la nariz y exhala por la boca, intentando que la espiración sea siempre más larga. Escucha a tu cuerpo y respira como él te pida pero sé consciente de tu respiración, ella será la gran aliada de las contracciones.

Carmen Moreno en su libro “Hipnoparto”, llama “olas uterinas” a las contracciones (por el vaivén de las mismas) y nos invita a recitar un mantra, en los momentos de descanso que tienen lugar entre contracción y contracción, para contribuir al estado de calma: “cada ola uterina tiene una función; y me acerca a ti”.

  • En sexto lugar: acepta lo que venga. No es posible predecir cómo será tu parto, por ello, lo más adaptativo es ser flexibles y confiar en que, la manera en que este se desarrolle será la correcta según las circunstancias. Confiar, además de en tu capacidad innata de parir, en los profesionales que te atiendan, y saber que tienes el derecho de preguntarles todas las dudas que te vayan surgiendo, será clave para mantener la calma.

  • Por último, si sientes que estás emocionalmente desbordada o aturdida y te encuentras ansiosa o deprimida, no dudes en pedir ayuda y contactar con un profesional de la salud mental.

 En post anteriores hemos estado tratando de explicar el blues materno, si queréis saber más pincha aquí

Bibliografía

Moreno, C. (2018) Hipnoparto.

Fernandez-Abascal, E., García Rodriguez, B., Jiménez Sánchez, M. P., Martín Díaz, M. D., Domínguez Sánchez, F. J., (2014) Psicología de la emoción, Ed. Universitaria Ramón Areces UNED.

 

Lola García Sánchez

Psicóloga Junior en Centro Promentium

Foto realizada desde CANVA Pro 

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El Blues Materno; la tristeza postparto

El Blues Materno; la tristeza postparto

El Blues Materno es uno de los síndromes más sufridos tras haber tenido el bebé, entre un 30 y un 80% de las madres aseguran haberse sentido identificadas con los síntomas de la tristeza postparto:  llanto, tristeza, ansiedad, irritabilidad, labilidad emocional y fatiga.

Hay que tener en cuenta que el embarazo es una etapa de la vida de la mujer en la que aparecen, de manera natural, alteraciones hormonales, bioquímicas, físicas y por supuesto sociales y psicológicas, que exigen un cambio vital y una necesidad de adaptación.

Estas alteraciones pueden ocurrir desde las primeras semanas del embarazo hasta meses después del parto, y contribuyen a que las mujeres embarazadas y puérperas se encuentren en una situación de vulnerabilidad al desarrollo de problemas psicológicos tales como: depresión, distimia, trastornos adaptativos, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno bipolar o psicosis.

El Blues Materno comparte una gran cantidad de síntomas con la Depresión Postparto, la cual padecen 1 de cada 10 mujeres tras dar a luz, y por ello es importante diferenciarlos.

Blues Materno Depresión Postparto
Tristeza Tristeza
Llanto Llanto
Insomnio Insomnio/hipersomnia
Inquietud Agitación/retraso psicomotor
Fatiga Fatiga
Disminución de la concentración Disminución de la concentración
Ansiedad y preocupación Pérdida de interés por las cosas
Irritabilidad Culpabilidad/inutilidad
Labilidad emocional Pensamientos de muerte
Duración: entre el 3º día y 1 mes tras el parto. Duración: variable (se inicia en el periparto)

 

La detección de la tristeza postparto es fundamental no solo para intervenir, sino también para prevenir problemas futuros. Como afirma Contreras-Pulache (2009)

“El Blues Materno es una anunciación de desajustes presentes tanto como problemas mayores por venir, especialmente trastornos depresivos y ansiosos”.

Una adaptación adecuada a los cambios inevitables producidos por el embarazo, auguran un embarazo saludable, un postparto adaptativo y un apego seguro con el niño. Por el contrario, una adaptación anormal a estas alteraciones, supone un sufrimiento de la madre y la coloca en una situación de vulnerabilidad ante trastornos psicológicos y psiquiátricos.

Considerando el embarazo como algo natural, se tiende a ocultar aquellas manifestaciones sintomáticas que, no siendo normales, se achacan a la propia gravidez. Expresiones como “está triste (o ansiosa, o alterada, o llorosa), pero serán las hormonas, porque está embarazada; es normal…» dan naturalidad y pasan por alto todas esas señales de alarma, cuando lo común es: no llorar y no vivir el embarazo (o el puerperio) como una montaña rusa de emociones. Bien podemos pensar que se han encubierto, en demasiadas ocasiones, síntomas reales e incapacitantes.

En conclusión, las mujeres embarazadas y aquellas que acaban de ser madres, no merecen la subestimación de sus síntomas, amparados en el estado de periparto en que se encuentran. El Baby Blues puede no ser solo una tristeza pasajera (como se ha creído siempre), la mujer que lo sufre debe poder acceder a la ayuda necesaria no solo para que este síndrome no se cronifique, sino para mejorar su calidad de vida actual y la de su bebé.

Como nos regala Erica Jong:

“Ningún estado es tan similar a la locura, por un lado, y a lo divino, por el otro, como el estar embarazada. La madre se duplica, luego se divide por la mitad y nunca más estará completa”.

 

Bibliografía:

Asociación Americana del Embarazo (2019). Tristeza de postparto. https: //americanpregnancy.org/es/healthy-pregnancy/first-year-of-life/baby-blues-71032/.

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, 5ª ed.

Contreras-Pulache, H., Mori-Quispe, E. y Lam-Figueroa, N. (2011). El Blues Materno. Contextualización, definición y presentación de un instrumento de evaluación. Revista Peruana de Epidemiología15(2), 2-3.

 

Lola García Sánchez

Psicóloga Junior

Foto de iStock

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