El Blues Materno es uno de los síndromes más sufridos tras haber tenido el bebé, entre un 30 y un 80% de las madres aseguran haberse sentido identificadas con los síntomas de la tristeza postparto:  llanto, tristeza, ansiedad, irritabilidad, labilidad emocional y fatiga.

Hay que tener en cuenta que el embarazo es una etapa de la vida de la mujer en la que aparecen, de manera natural, alteraciones hormonales, bioquímicas, físicas y por supuesto sociales y psicológicas, que exigen un cambio vital y una necesidad de adaptación.

Estas alteraciones pueden ocurrir desde las primeras semanas del embarazo hasta meses después del parto, y contribuyen a que las mujeres embarazadas y puérperas se encuentren en una situación de vulnerabilidad al desarrollo de problemas psicológicos tales como: depresión, distimia, trastornos adaptativos, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno bipolar o psicosis.

El Blues Materno comparte una gran cantidad de síntomas con la Depresión Postparto, la cual padecen 1 de cada 10 mujeres tras dar a luz, y por ello es importante diferenciarlos.

Blues Materno Depresión Postparto
Tristeza Tristeza
Llanto Llanto
Insomnio Insomnio/hipersomnia
Inquietud Agitación/retraso psicomotor
Fatiga Fatiga
Disminución de la concentración Disminución de la concentración
Ansiedad y preocupación Pérdida de interés por las cosas
Irritabilidad Culpabilidad/inutilidad
Labilidad emocional Pensamientos de muerte
Duración: entre el 3º día y 1 mes tras el parto. Duración: variable (se inicia en el periparto)

 

La detección de la tristeza postparto es fundamental no solo para intervenir, sino también para prevenir problemas futuros. Como afirma Contreras-Pulache (2009)

“El Blues Materno es una anunciación de desajustes presentes tanto como problemas mayores por venir, especialmente trastornos depresivos y ansiosos”.

Una adaptación adecuada a los cambios inevitables producidos por el embarazo, auguran un embarazo saludable, un postparto adaptativo y un apego seguro con el niño. Por el contrario, una adaptación anormal a estas alteraciones, supone un sufrimiento de la madre y la coloca en una situación de vulnerabilidad ante trastornos psicológicos y psiquiátricos.

Considerando el embarazo como algo natural, se tiende a ocultar aquellas manifestaciones sintomáticas que, no siendo normales, se achacan a la propia gravidez. Expresiones como “está triste (o ansiosa, o alterada, o llorosa), pero serán las hormonas, porque está embarazada; es normal…» dan naturalidad y pasan por alto todas esas señales de alarma, cuando lo común es: no llorar y no vivir el embarazo (o el puerperio) como una montaña rusa de emociones. Bien podemos pensar que se han encubierto, en demasiadas ocasiones, síntomas reales e incapacitantes.

En conclusión, las mujeres embarazadas y aquellas que acaban de ser madres, no merecen la subestimación de sus síntomas, amparados en el estado de periparto en que se encuentran. El Baby Blues puede no ser solo una tristeza pasajera (como se ha creído siempre), la mujer que lo sufre debe poder acceder a la ayuda necesaria no solo para que este síndrome no se cronifique, sino para mejorar su calidad de vida actual y la de su bebé.

Como nos regala Erica Jong:

“Ningún estado es tan similar a la locura, por un lado, y a lo divino, por el otro, como el estar embarazada. La madre se duplica, luego se divide por la mitad y nunca más estará completa”.

 

Bibliografía:

Asociación Americana del Embarazo (2019). Tristeza de postparto. https: //americanpregnancy.org/es/healthy-pregnancy/first-year-of-life/baby-blues-71032/.

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, 5ª ed.

Contreras-Pulache, H., Mori-Quispe, E. y Lam-Figueroa, N. (2011). El Blues Materno. Contextualización, definición y presentación de un instrumento de evaluación. Revista Peruana de Epidemiología15(2), 2-3.

 

Lola García Sánchez

Psicóloga Junior

Foto de iStock

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