Hoy quiero hablaros sobre cómo hacer cambios en tu vida es posible y algunas claves para conseguirlos.
Tirar de fuerza de voluntad es más duro para unas personas que para otras, y siempre encontramos a personas en el camino que dicen “mírame a mí, yo lo he conseguido”, o “es fácil, solo tienes que…”, y eso produce una mezcla de envidia y frustración que, en muchas ocasiones, desmotivan más que otra cosa, aunque la intención primaria sea con seguridad el afán de motivar y ayudar.
Esas personas normalmente han dado con su primera “ficha de dominó”, aquel suceso, situación o acción que tiene que ocurrir para que el resto de piezas caiga por inercia; o quizás han dado también con el cómo. Pero sea como fuere, lo que está claro es que cada persona lleva su propio ritmo de acción y tiene su ficha privada de dominó.
Imprescindibles para el cambio
Desde mi punto de vista, dado a raíz del trato y tratamiento con muchas personas a lo largo de mi experiencia profesional, para que se dé el cambio en una persona y que éste sea duradero, tienen que ocurrir varias cosas antes:
- En primer lugar, la autoconsciencia, entendiéndola como el ser conscientes de nosotros mismos, de nuestra propia existencia y de cómo nos movemos por el mundo; y en segundo lugar el autoconocimiento: lo que queremos y lo que no, lo que nos gusta y lo que no, el conocimiento de nuestros límites, exigencias, responsabilidades, bloqueos y deficiencias. En definitiva, sin estos dos factores es muy difícil generar cambio. Vamos a utilizar la metáfora de la casa para ejemplificar la construcción del cambio; por tanto, podemos considerar estos dos factores anteriores como nuestra estructura primaria para generar el cambio.
- Por otro lado, está el factor volitivo; el querer de verdad algo es la máquina que mueve la estructura, la que nos moviliza hacia el cambio. Podemos decir que es la primera ficha de dominó universal. Sin saber lo que queremos, ¿cómo vamos a encontrar el camino correcto?; iremos por un camino, eso seguro, y el final será más o menos agradable, pero no sabremos ni cómo ni por qué hemos llegado hasta ahí, y ni si queremos estar ahí o no. Podemos ejemplificarlo pensando en personas que, tras años en un mismo trabajo, dan un giro de 180º a su carrera y cambian por completo su rumbo laboral, habiéndose visto imbuidos por el afán de cambio, por algo que realmente disfrutan o quieren. Siguiendo con la metáfora de la casa, ya tenemos en marcha el motor que da energía a la casa.
- En último lugar, debemos crear conciencia del cambio, refiriéndonos a esto como el ser conscientes del proceso y del esfuerzo que va a conllevar llegar del punto A al punto B. De las etapas en el proceso de cambio hablan el Modelo de Prochaska y Diclemente, pensado en un principio para las etapas que se producen antes de que una persona abandone una adicción (como fumar, ingesta de alcohol,…), pero que son generalizables, desde mi punto de vista, a casi cualquier cambio que se tenga en mente emprender. Más adelante os hablaré en profundidad sobre este modelo, pero más abajo os dejo algunas referencias de los autores. Por tanto, cuando creamos conciencia de cambio, terminamos con todo lo que la casa necesita para poder funcionar.
Técnicas para hacer cambios en tu vida
Así que, ya tenemos la estructura de la casa, las tuberías y los cables eléctricos, ¡pero no tenemos ni idea de cómo queremos que sea la casa! Ya has trabajado los puntos anteriores de una forma activa (espero), así que es hora de empezar a pensar en el cambio que quieres generar o qué hábito quieres cambiar. Para ello puedes utilizar muchas herramientas para acercarte a ese cambio que quieres conseguir. Aquí te expongo aquí algunas de ellas:
- Visualización. A veces generamos cambio sin hacer este ejercicio previo de imaginar cómo será el lugar o punto al que queremos llegar con nuestro cambio, pero insisto en que así el camino será más errático y complicado. Por ejemplo, si ya sabes que quieres conseguir estar más sano y sentirte mejor contigo mismo (aquí puede verse una persona más delgada, otra con más peso, otra más fuerte, flexible, más en sintonía, etc., …) te va a ayudar mucho que visualices cómo te encontrarás cuando finalices ese recorrido: podrás respirar mejor, tendrás menos problemas de espalda, subir escaleras sin ahogarte, sentirte fuerte, … Son meros ejemplo para ilustrar cómo podría ser esa visualización, pero cada persona tendrá la suya particular, y todas están bien siempre y cuando sean saludables.
- Planificación inversa. En el momento en el que has visualizado dónde quieres llegar, toca jerarquizar al revés, es decir, definir todo lo que ha de pasar o lo que tienes que hacer para llegar a dónde quieres, teniendo como primer punto claro el cambio, y de ahí hacia atrás. Os pongo un ejemplo: si soy estudiante de marketing y quiero tener una empresa en este sector cuando acabe la carrera, el último paso previo a conseguirlo sería: tener suficiente dinero para ello, pero también tendría que tener una buena red de contactos, como generar sinergias con compañeros, tener una red potente en LinkedIn, acudir a eventos de Networking,… y además tendría que preparar un plan de marketing para acercarme a los clientes (web, RRSS,…),… ¿Entendéis el proceso? En primer lugar (1) debemos señalar tooodo aquello que debe suceder para que cumplamos el objetivo propuesto, (2) a continuación lo jerarquizamos, y en último pero primer lugar, (3) elegimos nuestra primera acción.
- Organización. Una buena gestión del tiempo y de los recursos disponibles hace que podamos acercarnos a nuestros objetivos. Para ello tienes algunos recursos interesantes en nuestra web, como el planificador de objetivos, por un lado, y un horario para la gestión rutinaria. Estamos preparando nuestro Curso de Gestión del Tiempo online.
- Buscar el momento idóneo para implementar las acciones que nos llevarán a nuestra meta, es un punto nada desdeñable y, de hecho, sin ello tampoco es viable el cambio. Va de la mano con los dos puntos anteriores, pero sin embargo tiene presencia per se, pues si no preparamos un momento para el cambio, y no medimos la meta también en formato temporal, probablemente el cambio no acabe por darse. un ejemplo, para que entendáis mejor el concepto, es el de una pareja que quiere conseguir tener unas relaciones satisfactorias pero que de entrada ya no hay frecuencia en las relaciones. Parece obvio pero, quizás, esta pareja no se ha habituado a planificar ese momento en el que se encuentran, dejándolo todo al azar, al deseo espontáneo,… ¿Pero verdad que no siempre nos apetece entrenar y lo hacemos?, ¿o a que es cierto que el resto de nuestras actividades -tanto obligaciones como planes de ocio- solemos planificarlas? Entonces, ¿por qué no planificar ese momento en el que nos encontramos más predispuestos, menos cansados, etc? Como el tema de las relaciones es muy amplio, hablaré sobre ello en posteriores artículos.
- En último lugar, la constancia es una aliada para el cambio. Estoy segura de que estáis más que hartos de escuchar que la disciplina y la constancia hacen más que «el arranque de caballo», porque luego viene – ya sabemos- la «parada de burro». Pues bien, así es. Aunque apliques todo lo anterior, si no tienes constancia y una frecuencia alta en implementar las acciones para el cambio, no crearás huella de memoria, dejarás de tenerlo en cuenta y acabarás por abandonar tus objetivos.
Además de todo lo anterior, el proceso de cambio se ve influido por las creencias limitantes y los pensamientos negativos (echa un vistazo al vídeo de “Cómo cambiar los pensamientos negativos”), las expectativas y el locus de control. Todo esto os lo iré explicando en posteriores artículos, ya que son temas complejos y que dan mucho de sí.
Referencias interesantes:
Prochaska, James O. & DiClemente, Carlo C. (1982). Transtheoretical therapy: Toward a more integralive model of change. Psychotherapy: Theory, Research, and Practice, 19, 276-288
Prochaska, James O. & DiClemente, Carlo C. (1992). Stages of change in the modification of problem behaviors. En Michel Hersen, Richard M. Eisler & Peter M. Miller (Eds.), Progress on behavior modification (pp.184-214). Nueva York: Academic Press.
Espero que os haya resultado útil y gracias por leerme?
Raquel Navarro López
Psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja.
Directora en Promentium – Salud y Bienestar
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